En esta entrada no voy a recomendar ningún libro, pero como prometí en la última entrega de mis increíbles aventuras, esta vez voy a escribir sobre la aventura de la búsqueda del Grial. Bueno, el Grial ya sabemos todos lo que es como mínimo porque hemos visto 'Indiana Jones y la Última Cruzada', ¿no? Lo que voy a hacer en vez de escribir yo es copiar parte de una entrevista a la profesora de literatura medieval y comparada Victoria Cirlot que a mí me encantó cuando la leí en el periódico hace unos cinco años, y así la comparto con vosotros.
– ¿Acaso es todo simbólico en las novelas artúricas?
– Todo lo que se nos cuenta en ellas conduce a una pregunta central: “¿Cómo es la vida, cómo vivirla?” ¡Es un pensar sobre la vida!
– Y… ¿qué hay de la respuesta?
– Plantean dos vías: la aventura y la búsqueda. ¡Dos ideas que han quedado en nuestro imaginario, en la identidad europea!
– La aventura y la búsqueda… ¿La acción?
– Sí. Ahí está Perceval en El cuento del Grial, busca que buscarás, siempre errante…
– ¿Quién es Perceval?
– Perceval es un chico al que su madre cría en una “floresta solitaria” para mantenerlo alejado del violento horror caballeresco…
– ¿Tan sangriento era ese mundo?
– Los caballeros colgaban de la silla del caballo las cabezas cortadas de sus enemigos…
– Glups… ¿Y qué pasará con ese chico?
– Un día ve aparecer a cinco caballeros rutilantes. Deslumbrado, les sigue a la corte, desoyendo a su madre. ¡Lo único que quiere ya son armas! Y logra ser armado caballero…
– Pobre madre…
– Sí. La madre muere. Él no lo sabe: está regresando para verla cuando ¡se le aparece un castillo donde antes nada había! Es acogido por el rey y durante la cena ve pasar por la sala un cortejo de damas… portando el Grial.
– ¿Y qué hace él?
– No se atreve a preguntar nada. Ya la mañana siguiente, al despertar, ¡todo ha desaparecido!: castillo, rey, damas, Grial… ¡Todo!
– Para una vez que alguien ha estado tan cerca del Grial…
– Eso le reprocha luego una mujer en la corte: le increpa por no haber preguntado a quién sirve el Grial. ¡Siempre una mujer!: la madre tierra, la diosa… Y Perceval se lanza a errar (no dormirá ya una sola noche en el mismo sitio), a buscar, a vivir preguntando…
– ¿Y qué mensaje encierra todo esto?
– Perceval es el personaje que ha conocido el fracaso y su vida queda abierta a un horizonte hecho de búsqueda, de preguntas: ¡un destino abierto a la vida del espíritu!
– Instructiva interpretación.
– Pero hay otras. Una: ¡hay que preguntar en el momento idóneo! Y aún otra: cuando uno busca… ¡no encuentra lo que busca!
– Claro, porque el castillo del Grial se le aparece cuando él no lo está buscando…
– La gracia aparece cuando quiere
– Si eso es así… ¿qué hacer? ¿Cómo actuar?
– Estos mitos nos enseñan que el camino es el amor. En este caso, el amor a la dama, a la mujer…, que acaba por llevar a Dios. Cuando Tristán escolta a Iseo para que case con su tío, bebe por azar un filtro… y se enamora de ella. Y Tristán se aparta, se retira al bosque.
– Vaya…: ¡ni Lancelot ni Perceval ni Tristán parecen ser muy dichosos, pobres…!
– Fíjese que los tres necesitan salir de la corte, de la sociedad, para hacerse: ¡vemos nacer en Europa una conciencia de individuo!
– ¿Y qué pregunta le haría usted al Grial?
– Lo apuntó Eschenbach, continuador del cuento en el siglo XIII: pregúntale al prójimo “¿Cuál es tu sufrimiento? ¿Qué necesitas?” .
– ¿Y nos reveló de paso qué era el Grial?
– No, eso no: no puede decirse. Es inefable, es… todo lo que trasciende lo individual.
– ¿Cómo se representa usted el Grial?
– Luz. El Grial es luz, pura luz. La luz.
Me gusta mucho como habla de estos temas Victoria Cirlot. Tiene un libro sobre todo esto titulado La novela artúrica y además el año pasado publicó un libro titulado La visión abierta: del mito del Grial al surrealismo, que no he leído, pero que parece muy interesante. En este video la propia autora nos introduce a su libro y nos comenta los temas de que trata. Las leyendas artúricas parecen estar cargadas fuertemente de simbología... El Grial y su búsqueda, por ejemplo, tal como lo describe ella, parece un ideal o una idea simbólica.
El químico alemán del s. XIX Friedrich A. Kekulé, investigando acerca de la estructura molecular del benceno, soñó con una serpiente que se mordía la cola. Esta imagen es un símbolo antiquísimo llamado ouroboros, que ya se encuentra, por ejemplo, en un manuscrito griego del s. II a.C., y que representa el ciclo, la repetición, el eterno retorno... Tanto Kekulé como el matemático Poincaré o el filósofo Descartes describieron como importantes descubrimientos se les ocurrieron en repentinas revelaciones del subconsciente. También Stevenson contó que la trama de El Dr. Jekyll y Mr. Hyde se le había revelado en un sueño. Según las teorías del psicólogo Carl G. Jung, la psique humana parece tener la capacidad de producir imágenes e ideas atávicas, símbolos ancestrales recurrentes. En su libro El hombre y sus símbolos, Jung explica que podemos tener pensamientos nuevos e ideas creativas provenientes de nuestra mente subconsciente pero que no podemos explicar en función de nuestros recuerdos personales. Estos pensamientos pueden aflorar en nuestros sueños o en nuestros mitos.
Yo no sé que pensar de ello, pero podría ser, como decía Jung, que una serie de ideas arquetípicas formen parte de una memoria racial, formando lo que él llama el 'inconsciente colectivo'. Quizás ese algo en nuestra mente nos conecta de algún modo con nuestros antepasados. El profesor Joseph Campbell exploró las teorías de Jung comparando las mitologías de diferentes culturas, haciendo notar las semejanzas y coincidencias entre símbolos presentes en todas ellas. Como vemos por ejemplo en su libro El héroe de las mil caras las mismas ideas básicas reaparecen a lo largo de la historia en los mitos de diferentes culturas, repitiéndose como la serpiente que se muerde la cola.
Nada más. Últimamente estoy algo ocupado así que no sé si volveré a escribir, por lo menos no por lo pronto. Me conformaré con ir leyendo todas vuestras aportaciones. ¡Muchos abrazos, caballeros y caballeras! : )
Interesante, me apuntaré el nombre de esta profe, para cuando tenga más tiempo. Y el libro de Campbell
ResponderEliminarPero que miedo Jung, no he leído mucho de él, pero de lo poquito que he trabajado en psicopedagogía y en magisterio con el tema de psicoanálisis: "quita, quita cigüeñita". No me mola nada. Es divertido, para entretenerse un rato, pero para mi el psicoanálisis (y que conste que Jung es de lo más respetable que hay en ese círculo), es como la Biblia, si eres creyente "te lo crees todo", pero si no te cuesta seguirles la corriente, aunque las ideas sean atrayentes, como es el caso de la cuestión que mencionas en la reseña