Trópico de Cáncer

Reflexionaba yo en diciembre:

"Tengo sensaciones contradictorias con este libro: me parece muy bueno pero no lo estoy disfrutando, no estoy del humor adecuado. Me da pena dejarlo pero creo que prefiero quedarme con esa sensación para retomarlo en el futuro..."

He leído más de la mitad, así que me atrevo a hacer una reseña.

Empecé a leerlo por la fama de su título, pero no en la época apropiada. Desde luego es una novela especial y puede llegar a ser una joya. Si te sumerges en la corriente de pensamiento del autor (del protagonista, es lo mismo) ésta te llevará por sus alocados años de vida bohemia, de borrachera en borrachera, de prostituta en prostituta, en un París donde cada día es una nueva aventura para conseguir comer y donde las reflexiones más profundas se entremezclan con las pulsiones más básicas.

"Debe haber algo en un gentil sano que excita a la mente judía... como cuando ven pan negro rancio".

Está bien narrado. No es una lisérgica disertación de desvaríos sin más (que los hay), sino que la "historia" avanza y las descripciones de los personajes (palabra usada con todas sus connotaciones) que se encuentra son estupendas.

"Se sentía feliz (...) y al mismo tiempo melancólico (...) En realidad tenía tan pocas ganas de dejar París como yo. París no le ha sido propicio como tampoco lo había sido para mi, ni para nadie si vamos a eso. Pero cuando has sufrido y soportado cosas aquí, entonces es cuando París se apodera de ti. Podríamos decir que te agarra de los cojones como una puta enamorada que prefiere morir a soltarte".

No puedo evitar mencionar el sexo, la etiqueta de la que no se desprenderá jamás el libro: se menciona, sí. Entre las diez primeras páginas hay una descripción del deseo sexual muy descarnada, con la vehemencia y el ímpetu de quien lo está experimentando en ese momento. Después simplemente está presente. Quizá el lenguaje es muy sexual, pero quien esperase encontrarse tórridas escenas habrá sido embaucado por la fama que precede a Miller. Quizá en los años 50 fue tremendo. Ahora, en una época en la que Tarantino está consagrado, eso no es nada.